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sábado, 11 de octubre de 2008

1995 Oasis - (What’s The Story?) Morning Glory

Sinceramente, hoy me he planteado hablarles de un disco del cual se ha dicho prácticamente todo, o casi todo. Igualmente, nos encontramos ante uno de los mejores álbumes de la historia de la música moderna y quizás el abanderado por excelencia de los años 90. Sería quizás algo pretencioso intentar que el análisis de hoy esté a la altura de la calidad del disco, pero al menos me esforzaré para que sea medianamente decente. Por primera vez en la andadura del presente blog, abordamos de forma más clara el álbum considerado mejor dentro de la discografía de un grupo. Aprovechando que Oasis está de actualidad por la edición de su nuevo disco de estudio, hoy les hablaré del excelente trabajo que editaron hace ya más de una década.

Cómo ya les comenté hace unas semanas en la revisión de “This Is Hardcore” de Pulp a la hora de hacer una breve introducción sobre el britpop, a mediados de los 90 existían 2 grupos que mediáticamente lideraban dicho movimiento: Blur y Oasis (nombrados alfabéticamente para no herir susceptibilidades). Oasis había debutado en 1994 con “Definately Maybe”, un disco de excelente calidad, considerado como algo más que un digno comienzo.

Al año siguiente, la rivalidad entre Blur y Oasis alcanzaba sus cotas más altas. Declaraciones y alusiones chirriantes en las entrevistas concedidas de unos a los otros y viceversa, que iban más allá del buen gusto. Curioso fue el reto que se marcaron a nivel público, en el que se instaron ambas formaciones a sacar sus respectivos nuevos trabajos al mismo tiempo, para ver cuál era el que más vendía. Blur para la ocasión grabó su magnífico “The Great Escape”, un disco bastante acertado con unos singles simpáticos, alegres y alguno de ellos verdaderos himnos como “The Universal”. Por otro lado, los chicos de Manchester lanzaron “(What’s The Story?) Morning Glory”, el cual dejó minimizado al contemporáneo de los Albarn y compañía.

Para 1995 Oasis ya se había cobrado la primera “víctima”, de las mil y una contadas hasta la fecha, en lo que a componentes de la banda se refiere. Dicho damnificado no fue otro que aquel batería de pelo moreno y rizado que se puede ver en videos como el de “Supersonic” por ejemplo. Por lo visto, tras una trifulca con Liam Gallagher (el cantante de la formación, como ya sabrán) de la que creo que salió muy mal parado, además de los porrazos recibidos, se llevó bajo el brazo la carta de despido. Quizás lo que se buscaba era una imagen más homogénea con el aspecto “beatlelesco” de los hermanos Gallagher y, claro, el que aportaba este músico chirriaba algo con la línea marcada por Liam y Noel, para lo que se reclutó a un batería con un look más apropiado. Con el grupo como quinteto se procedió a la grabación del disco que confirmaría las buenas maneras apuntadas en su debut.

El disco comienza con una bienvenida en toda regla, plasmada incluso en el título de la canción: “Hello”. Sonido guitarrero marca de la casa de Oasis, creando un muro sonoro con el que la voz medio rasgada de Liam hace acto de presencia diciéndonos abiertamente “hola”. “Roll with it” es una de las canciones de herencia más reconocible a The Beatles. Este aspecto se aprecia tanto en los coros de Noel en gran parte del tema, como en el ritmo de la canción, siendo quizás más furibunda que las canciones más pop de los chicos de Liverpool, en lo referido a las guitarras eléctricas que meten los de Manchester. Líricamente me quedo con el verso “creo que recuperé una sensación que había perdido dentro de mi” que se repite varias veces en la parte final de la canción. Tras esta espectacular y vitalista canción y con una tos como intermedio, se da paso al himno por excelencia de los años 90. Una de las más bellas baladas de letra más clara y directa que se han compuesto nunca. Sin duda, una canción con la que nos podemos sentir perfectamente identificados en partes como “hay tantas cosas que me gustaría decirte, pero no sé cómo”. Iniciada con una guitarra acústica a cuyo mando está Noel, da paso a un Liam que empieza diciendo cosas como “No creo que exista alguien que sienta lo que yo siento por ti ahora…”. Idealización del amor, mezclado con el temor y el gripamiento de la acción por parte de la timidez, que nos hace quedarnos en la sombra a la hora de declararnos a alguien, son los temas principales tratados en “Wonderwall” y que al ser tan universales, son fácilmente aplicables a cualquiera. Orquestación de cierto toque clásico en la parte trasera del sonido, ciertamente comedido, y un Liam perfecto en la ejecución vocal entonando un estribillo reconocido por todo el mundo “Dije que quizás tú vas a ser quien me salve, y después de todo tú seas mi muro maravilloso”. La canción finaliza de forma decadente con algunas notas de teclado y un cierto sonido hipnótico al final de la misma. Es curioso que el videoclip grabado al efecto no es nada del otro jueves, y básicamente se compone de los chicos de Oasis en la trastienda de un circo, entremezclados entre payasos y otros personajes circenses, todo ello filmado en blanco y negro. Alguna cara de mala leche por parte de Noel mediada la canción, para luego acabar sonriendo (como si supiera la que iban a liar con la canción de turno) y alguna expresión de pazguato por parte del sr. Bonehead. A continuación, llegó el turno vocal de Noel para dar forma a uno de los 3 singles monumentales o principales que regaló el disco de hoy, junto al comentado “Wonderwall” y el tardío “Champagne supernova”. “Don’t look back in anger” nuevamente nos recuerda en gran parte a los Lennon, Harrison, Starr y McCartney. Curioso videoclip grabado en la mansión Playboy, y evidentemente rodeado de tremendas bellezas femeninas, con unos Oasis algo descafeinados y fríos a pesar del calor del que estaban rodeados. Habría que ver el making off de dicho video… Muy reconocible son las notas de guitarra que la producción hace que se superpongan por encima del grueso de la canción y que dan tremenda personalidad a la canción. El estribillo: “por lo que Sally puede esperar, sabe que es demasiado tarde… mi alma se derrumba, pero “no mires atrás con rabia” te escuché decir” es de fácil cante coral en cualquier concierto que ofrece la banda. Existe alguna alusión al fenómeno fan en forma de velada autocrítica cuando Noel dice “por favor, no pongas tu vida en las manos de una banda de rock ‘n’ roll que acaba con todo”. “Hey now”, digamos que es la menos fuerte, menos buena o con menos gancho que ofrece el disco. Con esto no crean que digo que es débil, mala o sin atractivo, simplemente digo que es una canción aceptable, pero por debajo del nivel de excelencia aportado hasta el momento de reproducción. El ritmo es mucho más pausado, aunque el sonido sigue siendo robusto como casi siempre en todas las canciones de Oasis y en esta ocasión quizás nos encontramos con las guitarras más abrasivas que aporta “(What’s The Story) Morning Glory”. “Hey now” se conecta con “Some might say” a través de un interludio instrumental muy al estilo de los que utilizó Depeche Mode en su “Violator” de 1990. Evidentemente me refiero a la estructura y no al sonido, claro, ya que aquí de teclados o sintetizadores más bien poco; en esta ocasión nos encontramos con unas desaforadas guitarras a lo largo de 44 segundos. La ya citada “Some might say” es una canción con cierto aire de melancolía en la melodía. Fue el primer nº 1 que generó el disco y un tremendo éxito que quedó ciertamente velado por el relumbrón de las posteriores ediciónes como sencillo de “Wonderwall” o “Don’t look back in anger”. Cierto carácter épico en la parte del estribillo con el Liam más entregado del disco. “Cast no shadow” es de los momentos tranquilos y menos agitados del disco. Como curiosidad destacar que está dedicada al líder de The Verve, Richard Ashcroft. Supongo que viniendo de la boca de Liam Gallagher frases como “a medida que se enfrenta al sol no tiene sombra” se puede considerar cuanto menos un cumplido. “She’s electric” es la pieza pop por excelencia del álbum. Suena ciertamente alegre e irónica en los medios falsetes que saltean alguna parte de la canción o el inicio de alguna frase. Unos sonidos de helicópteros (que posteriormente nos volveremos a encontrar en un futuro en “D’ you know what I mean”), dan paso a la canción título, uno de los momentos más enérgicos y quizás el más acelerado del disco. Nuevamente un intermedio instrumental de 39 segundos nos da paso a otro clásico y que otra vez aporta cierto carácter melancólico al igual que “Some might say”. Con unos sonidos que evocan el sonido de las olas del mar al desvanecerse en la arena de la playa, se va abriendo cristalina en sus inicios “Champagne supernova”. Canción que supone un in-crescendo descomunal hasta llegar un punto máximo a partir del cual, la canción decae lentamente a partir de un amago de reinicio de la letra por parte de Liam y que a partir del “¿Dónde estabas cuando estábamos alcanzando la felicidad?” comienza un loop que se repite durante un rato y que da paso al lento decaer de los instrumentos. Colaboración de lujo para la ocasión por parte de Paul Weller a las guitarras, uno de los músicos más admirados por los Gallagher y que ayuda a poner el broche de oro a una obra maestra. Del videoclip con ciertos detalles psicodélicos, quedó para el recuerdo la tremenda y poblada barba que luce Liam.

El éxito alcanzado por el disco fue descomunal y no recuerdo mayor repercusión de un disco a nivel mundial desde “The Joshua Tree” de U2 en 1987 (mal que le pese a Nirvana). Confirmándose como el grupo por excelencia del movimiento, hizo o propició el inicio del declive de ciertos compañeros de clase como Pulp o Blur o al menos que la prensa no prestara tanta atención a los lanzamientos de dichas bandas en el futuro, por mucho que se esforzasen (véase el revisado “This Is Hardcore” de Pulp o el disco homónimo de Blur con canciones tan resultonas como “Song 2”).

El siguiente disco de los Gallagher fue “Be Here Now”. Un disco que batió registros en lo que a ansias consumistas por parte de las masas se refiere, que agotaron las existencias con las que se nutrió a las tiendas a las pocas horas de que se sacara a las estanterías. Recientemente, alguno de mis contertulios musicales me ha comentado que es un disco que si se hubiera provisto de una mayor contundencia, podría estar al nivel de sus predecesores. Opinión con la que estoy de acuerdo.

A finales de los 90 se editó “Standing On The Soulder Of Giants”, título nada pretencioso, por cierto, tras el acertado recopilatorio de caras b “The Masterplan”. El fallido y repetitivo single “Go let it out” lacró en gran parte al disco e hizo que Oasis no alcanzara el “nivel U2” al que Liam aspiraba en ciertas entrevistas que se le hicieron en la época de promoción de “Be Here Now”. Tras este desplome de Oasis y la salida del 3º de a bordo, el sr. Bonehead, el cual no sé si también por cuestiones de look cada vez menos acorde con la banda, al hacer honor a su apellido y que su cabeza cada vez se le viera más el hueso o cartón (hoy me levanté algo ácido), dejó la banda por la puerta de atrás. No voy a mencionar los numerosos cabreos entre los hermanos que protagonizaron sobre todo en la gira de “Be Here Now” o posteriores, que hicieron que en algún momento Noel se marchara del grupo, para finalmente retornar.

Desde finales del siglo pasado hasta los días de hoy, se han sucedido 2 discos de estudio más, “Heathen Chemistry” y “Don’t Believe The Thruth”, que parecen haber remontado ligeramente el vuelo tras el descenso de “Standing On The…” con alguna canción reseñable como “Little by little” o “The importante of being idle” (ambas cantadas por Noel curiosamente) y también se han ido intercalando algún recopilatorio, bien en estudio “Stop The Clocks” o en directo “Familiar To Millions”, que pone en entredicho las opiniones que califican a Oasis de banda de horrible directo.

Esta semana ha salido a la venta “Dig Out Your Soul”, nuevo disco de la banda. He de comentarles que no he escuchado a día de hoy aún el disco y no sé si de pasada escuché la canción de adelanto hará cosa de un mes. Nuevamente, cuando tenga ocasión, acudiré de nuevo a la llamada de los Gallagher y escucharé sus “buenas nuevas”, aunque las susodichas siempre se encuentren a la sombra de canciones tan excelentes como las del disco hoy analizado. Un disco básico para cualquier melómano que se precie, e imprescindible en cualquier discografía. Dejemos de lado las consideraciones externas a la música. No procede aquí hablar del enrevesado carácter de los hermanitos Gallagher. Concluyo simplemente recordando la importancia de Manchester, ciudad que nos ha regalado bandas como Joy Division, más tarde reinventados en New Order, Happy Mondays, The Smiths y otras muchas que no cito por abreviar espacio. Les dejo con el mejor disco de su último gran grupo, desde mi punto de vista, a medida que dejo de escribir con las últimas notas de “Champagne supernova” de fondo… qué bonita forma de terminar.

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