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sábado, 22 de noviembre de 2008

1980 The Jam - Sound Affects

La pasada semana caí en la cuenta, mientras les hablaba del 3er. disco de estudio de Tears For Fears, que hasta la fecha no había reparado todavía en Paul Weller y presentarles alguno de sus proyectos. Voy a ir tapando agujeros y hoy les hablaré del primer grupo que formó un jovencísimo Weller al frente de The Jam.

Recién inaugurada la década de los 80, The Jam estaban considerados como una banda con un tremendo potencial y eran ciertamente respetados tanto por sus compañeros de profesion (alguna excepción había, como por ejemplo Sid Vicious), como por parte de la crítica. La banda se había formado en la pequeña localidad de Woking, y Paul Weller para el proyecto se hizo acompañar del bajista Bruce Foxton y de un por entonces batería de discutible calidad llamado Paul Buckler, renombrado a Rick Buckler. Chris Parry fue quien descubrió y lanzó a estos chicos al mercado, siendo el primer tanto importante que se apuntó este personaje, al cual hay que agradecer también el mecenazgo que confirió a The Cure.

Los comienzos de la banda estuvieron asociados al punk, y su primer disco “In The City” era un claro ejemplo de ello. Rabia, fuerza, energía a raudales, pero eso sí, con un toque de distinción, calidad y pericia que no estaba al alcance de todos los grupos de la época ¿Les suena esta característica a algo/alguien? ¿The Police, tal vez? Como verán más adelante, este detalle no es el único que veo que asemeja a la banda de Sting con la de Weller. El primer disco recibió muy buenas críticas y funcionó moderadamente bien en el campo de las ventas. Sin embargo, los buenos presagios que auguraba el debut, se vieron truncados temporalmente con el inconexo y descentrado 2º disco, que fue editado a los pocos meses. En “This Is The Modern World”, aunque el sonido era bastante parecido, las composiciones no tenían ese punto de enganche que sin duda desprendían las canciones del lp anterior.

A continuación se vería que Paul Weller con presión de por medio es cuando mejor responde. Les digo esto porque en 1978 se editó “All Mod Cons”. Disco de claro tributo al resurgimiento de la causa mod que abanderaban los Jam, y que está considerado como la gran obra de la banda en dura lucha con el disco que hoy les presentaré. Canciones como “To be someone (didn’t we have a nice time?)”, “In the crowd” y la balada, amada/odiada por Paul, “English rose”, dedicada a su novia de aquella época, ponen de manifiesto que nos encontramos ante algo más que un simple disco. En 1979 “Setting Sons”, bajó sensiblemente el grado de brillantez de su predecesor, pero para que el ritmo y la calidad no decayeran, la banda intercalaba sencillos que no se incluían en los discos de estudio que hacían las delicias de los fans; véanse “When you’re young”, “Strange town” o “Going underground”, aperitivo del disco de 1980, que supuso el primer nº1 en la lista de singles del trío.

La edición de este sencillo, vino a confirmar que desde la edición de “All Mod Cons”, la banda se encontraba en estado de gracia y en una muy buena disposición continuada en el tiempo para ofrecer material de una factura más que notable. Todo esto se vendría a reconfirmar con la edición de “Sound Affects”. Para seguir manteniendo diferenciación entre lo que eran singles y canciones de lp, “Going underground” se dejó fuera de la impresión del disco. Un claro gesto de descaro, que venía a decir algo como que el disco que se iba a editar, era tan bueno, que hasta no nos hace falta incluir nuestro primer nº1 para que tenga un reclamo. Podría considerarse una actitud algo altanera, pero tras conocer el álbum, a día de hoy me parece una decisión acertada y hasta me da por pensar que “Going underground” sería así como un postizo o un pegote en mitad de la obra.

“Sound Affects” comienza con un bajo muy marcado dirigido por Foxton, que junto a la batería de un cada vez mejor Rick Buckler, crean la agitada y saltarina línea de ritmo de “Pretty green”. Es un claro guiño de Weller al negocio, al éxito, al consumismo, a la acumulación de fortunas y todas esas cosas que desde hacía un tiempo venían experimentando estos muchachos. “Monday” es un contrapunto al animado inicio. Un tema ciertamente lento, decadente, con cierto aire de melancolía y resignación que también irá asociado a la connotación ciertamente negativa que llevan los lunes en sí mismos. Algo bueno tendrán que tener esos días cuando supone el momento de reencuentro entre los protagonistas de la canción: “Oh, nena, sueño con el lunes, oh nena cuando te volveré a ver”. La vitalidad vuelve en forma de “But I’m different now” con un Paul Weller cantando de forma vertiginosa, con la nerviosa instrumentación sobre todo de la batería de Buckler y su propia guitarra. Canción de sonido alegre y desenfadado y que por su corta duración, menos de 2 minutos, nos recuerda a las primeras composiciones del grupo. En el otro extremo se encuentra su sucesora en el orden de prelación del disco, ya que “Set the house ablaze” dura más de 5 minutos y el carácter de la misma es serio y su sonido sumamente abrasivo en ciertas partes de guitarra. El muro de sonido alcanzado en la parte instrumental final supone uno de los instantes más agresivos y acelerados de toda la historia de la banda. Al mismo tiempo, el decaer de los instrumentos le confiere un cierto aire de melancolía, que sobre todo te da más de lleno si has tenido ocasión de ver el montaje de la 2ª etapa de la historia de The Jam en su imprescindible dvd “The Complete Jam”, en la cual se intercalan referencias a momentos de la banda en subtítulos, con imágenes del grupo, y que claro termina con la separación del grupo. Para compensar la agresividad de “Set the house ablaze” se coloca a continuación “Start”. Segundo nº1 de la banda como single y que se sustenta principalmente en la importada línea de bajo de “Taxman” de The Beatles. La canción habla de la dificultad de las relaciones sociales y el vacío contenido de las mismas que suele existir en una gran mayoría de las ocasiones: “da igual si no conozco tu nombre, ni tú conoces el mío, pero si tan sólo habláramos durante dos minutos eso ya sería suficiente”. En un principio la canción iba a llamarse “2 minutes”, en una clara alusión a la letra. Remarco el último “lo que das es lo que recibes” que suelta Paul con tremenda rabia. Sin dejarnos un momento de respiro, se nos presenta otro momento inolvidable del disco. “That’s entertainment” vuelve a ser una crítica social, pero está vez que va más allá de las relaciones personales, intentando abarcar el todo y que nos retrata una gris estampa social. Desoladas viñetas como “levantarse en una cálida mañana, abrir las ventanas y respirar gasolina… esto es espectáculo”. Si “Start” tenía un aire irónico en su sonido, aquí el regusto es ciertamente melancólico, apoyado en su concepción acústica y los coros aportados por el grupo. Una de las mejores letras jamás compuestas por Weller y que en un futuro sería versioneada con acierto por parte de Morrissey en su carrera en solitario. “Dream time” empieza con una divagación instrumental para posteriormente adoptar un carácter semejante al de “But I’m different now”. Para mi gusto es de los momentos menos reseñables del disco, y por enésima vez me da por pensar que su situación anexa a 2 clásicos del grupo, le hace un flaco favor. “Man in the cornershop” vuelve a describir aspectos sociales con cierto aire pausado, relajado, y también resignado derivado de la letra que incluye sobre la vida del personaje descrito y sus compañeros cotidianos. “Music for the last couple” es el tema más instrumental de “Sound Affects” y a la vez el más experimental en su extraño sonido, que por otro lado es muy juguetón y amable con quien lo escucha. El comienzo es ciertamente esquelético con unos sonidos confusos para dar paso a una guitarra tremendamente rítmica y una línea de bajo de 1, 2, 3 acordes y una batería igual de sencilla. Algunos arreglos de viento, que advierten tiempos futuros, ayudan a dar forma al corte. Bailable, alegre, desenfada y curiosa. Experimento válido. “Boy about town” es un tema de pop descarado y sencillo de digerir, tanto por su sonido como por su corta duración. De nuevo nos encontramos ciertos arreglos de viento que muestran el camino hacia donde evolucionaría la banda. “Scrape away” no es el mejor tema que se podría colocar para cerrar el disco. Se abandona el aire alegre de las 2 canciones anteriores y, sin llegar al nivel de “Set the house ablaze”, se da forma a un corte de carácter mucho más serio y de sabor amargo. Para mi gusto no se trata de una canción brillante y el plano y repetitivo final del mismo hace que me dé por pensar que un cambio de lugar por “Set the house ablaze” hubiera hecho que el disco fuera mejor de lo que ya por sí es, o al menos terminarlo de una forma más impactante. No sé si alguna vez lo he comentado, pero el orden en que se colocan las canciones en un disco, puede hacer de éste un completo desastre si no estructura correctamente.

Hay muchas dudas sobre qué disco es el mejor de la historia del grupo entre el hoy presentado y “All Mod Cons”. Sinceramente, es ganas de discutir del sexo de los ángeles, como suele decirse. Ambas obras son excelentes e imprescindibles para cualquier melómano que se precie. Sin embargo, en el momento de la publicación el disco fue recibido con escepticismo por parte de la crítica y solamente el paso del tiempo ha propiciado que haya sido puesto en su lugar. La portada del disco es un collage de imágenes variadas, fotografías, símbolos y proclamas de las que destaco la sentencia “Desde la cuna hasta la tumba” en un tono pálido con tonos morados, grises y rosados.

Tras la edición de “Sound Affects” la banda siguió una actividad frenética en tanto a actuaciones en directo y giras, e intercalando ediciones de singles, que en el caso de los Jam valen su peso en oro al no formar parte de los lp’s que se editarían posteriormente. “The Gift”, último disco de estudio de la banda vería la luz en 1982. Como ya se advertía en algunas canciones del disco que hoy hemos visitado, la inclusión de las secciones de viento y su giro hacía el jazz es lo que más marcó a esta edición. A pesar de incluir otro inmortal del repertorio de la banda como es “Town called Malice” y que dicho single, e incluso el disco toparan las listas de ventas, la percepción del disco y el apoyo de la prensa no fue muy favorable y tuvo una fría acogida, ante lo que Paul Weller decidió por finiquitar el grupo tras una gira de despedida y un último single “Beat Surrender” de regalo para los fans, que supuso el último nº1 de la banda.

Sobra decir que los otros 2 miembros nunca encajaron esa decisión y desde entonces no tienen relación con Weller. Todo ello está intensificado por el libro que sacaron en los años 90, que sacaba a relucir ciertos trapos sucios del “Modfather”. Recientemente se unieron para hacer un tour llamado “From The Jam”, que pasó por la sala Joy Eslava hará cosa de un año por estas fechas y que por su nula promoción se me pasó inadvertido…

Weller, tras abandonar The Jam, formó el grupo neo-jazzy The Style Council con Mick Talbot como partenaire. Ya en los 90 inició su carrera en solitario, cerrando el chiringuito de su 2º grupo o proyecto. Weller es una figura muy reconocida dentro del mundo de la música. Altamente respetado por sus compañeros de profesión y alabado hasta por los irreverentes hermanos Gallagher de Oasis, con los que colaboró en “Champagne supernova”, como ya les dije al revisar el 2º disco de los de Manchester. Influencia reconocida para muchos y ejemplo a seguir para gente hasta dentro de nuestro panorama nacional musical como Miqui Puig.

La reflexión que hoy les dejo es que The Jam y Weller fueron un grupo sobresaliente, que surgió asociado al punk y al resurgimiento neo-mod. El caso es que tanto en espacio como en tiempo, coincidieron con The Police, otro grupo británico con el que tienen tremendas semejanzas: trío de componentes; formación clásica de bajo, batería y guitarra; duración de los grupos 5 años en ambos casos desde la edición de su primer disco al último (The Jam 1977-1982 y The Police 1978-1983); 4 números 1 en singles por The Jam (“Going Underground”, “Start”, “Town called Malice” y “Beat surrender”) y 5 por parte de los de Sting (“Message in a bottle”, “Walking on the moon”, “Don’t stand so close to me”, “Every little thing she does is magic” y “Every breath you take”); el cantante del grupo fue el que decidió la separación de la banda e inició proyectos al margen de la banda con cierto éxito.

A lo que voy: el caso es que al español medio (aquel que conoce a U2, The Beatles y The Rolling Stones y que le suena de algo el nombre de Pink Floyd), le preguntas si conoce a Sting y te dice que cómo no; sin embargo le preguntas por Paul Weller y te dirá: ¿Quién es ese?, y si en un 2º instante pruebas con The Jam, pasará a mirarte con ojos raros. Siempre se ha dicho que más vale caer en gracia que ser gracioso y el caso es que Sting y The Police han eclipsado totalmente a The Jam, no por culpa de ellos que iban a lo suyo y buen hacer, sino por la dudosa habilidad del ser humano de resumir las situaciones o circunstancias y quedarse con una cosa en lugar de con varias. Conozcan a The Jam y verán que probablemente les guste tanto o al menos casi como les gustan los discos de The Police. Créanme.

2 comentarios:

Chuzz dijo...

The Jam, o cómo 3 músicos pueden hacer más ruido que una gran muchedumbre sobre un escenario. Escuchar uno de sus clásicos es rendirse ante ellos.

Abacab dijo...

Decir The Jam es sinónimo de decir intensidad. Completamente de acuerdo. Lástima que este grupo sea de los seguros descartes de reuniones atemporales por la "buena" relación que mantiene el tándem rítmico Buckler-Foxton con el "modfather" Paul Weller... Gracias por escribir.