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sábado, 28 de febrero de 2009

1980 Kate Bush - Never For Ever

Cualquiera que piense que el orden de aparición de los artistas en el blog, va en relación directa con mi preferencia por ellos, está equivocado de pleno. Cierto es que el tributo inicial de revisión del podio de mis grupos más adorados, puede llevar a engaños, pero más allá de ese detalle, no se fíen. Ejemplo de ello, es que tras varios meses de andadura, es hoy cuando me he decidido a introducirles en la figura de la gran dama del rock británico, la inigualable y mi muy querida Kate Bush.

Entramos en la trayectoria de esta talentosa señora, cuando todavía era una jovencita de 22 tiernos añitos, haciendo una incisión en lo que sería su 3er. trabajo de estudio. Allá por comienzos de la década de los 80 y tras 2 discos editados en el mismo año 1978, Kate ya se había permitido el lujo de grabar algún programa monográfico especial de Navidad para la BBC, al estilo de los que suele hacer Raphael en nuestro país.

Como anécdota, quedan los temores y miedos de los directivos de EMI ante la entrega de Kate a los mismos de lo que iba a ser su single de presentación en sociedad y anticipo de su 1er. álbum. Por lo visto, los mandatarios de la discográfica se lamentaban de que la canción no era lo suficientemente comercial… “Wuthering heights” llegó directa al nº1 de la lista de ventas de singles.

Tras el lanzamiento de “The Kick Inside” y en el mismo año “Lionheart”, daba la impresión, desde el punto de vista crítico, de que la buena de Kate era una artista algo plana y repetitiva; percepción básicamente sostenida por lo parecido del sonido del 2º disco respecto al primero. Bien es cierto que los discos se llevaron unos pocos meses entre sí y es más que probable que Kate ya tuviera compuestas la mayoría de las canciones antes de la publicación de “The Kick Inside” y lo que hizo fue un reparto entre los 2 trabajos.

Tras sus correspondientes y teatrales giras, para el tiempo que Kate estaba dando forma a su 3er. disco, esta controvertida artista decidió retirarse de los escenarios para centrar su trabajo en la producción, composición y grabación de material de estudio, renunciando a llevar sus creaciones a los escenarios. En el imprescindible concierto filmado en el Hammersmith Odeon, ya se nos dejó ver un tema inédito que formaría parte de su 3er. lp, titulado “Violin”. Es evidente que la complejidad de las actuaciones de Kate, haría el trabajo increíblemente estresante a la cantante, por la mezcla entre representación de danza, atrezzo de decorados y personajes, coreografías y además la interpretación vocal.

“Never For Ever” sería el título del 3er. álbum de Kate Bush y abría su track list con el exitoso single “Babooshka”, que recordando los tiempos no muy lejanos de “Wuthering heights”, consiguió llegar al nº5 en la lista de singles más vendidos. La canción nos cuenta la historia recurrente de una mujer, que decide poner a prueba la fidelidad de su marido, disfrazándose y seduciéndole para ver si cae en sus redes amorosas: “Le envió cartas perfumadas y él las recibió con extraño placer. Justo como su mujer, pero como era antes de las lágrimas, como era antes de que los años volaran, como era antes, cuando era guapa. Ella firmó las cartas: “Totalmente tuya, Babooshka”…”. El videoclip grabado al efecto no tiene ni un ápice de desperdicio, a pesar de su simplicidad, principalmente por el atuendo de guerrera algo picantota que lleva Kate. Ya apreciamos un cambio respecto a los sonidos de los primeros discos que tanta importancia concedían al piano. “Delius” es un enigmático tema de sonido embriagador, prácticamente instrumental, con coros de Kate y alguna voz grave que irrumpe por ahí de cuando en cuando. Los sonidos de las cuerdas tan orientales y las notas de piano, se alejan, no obstante, de las pautas de las primeras entregas de Kate, confiriendo un resultado hedonista y creando una canción perfecta para la escena de cualquier película que recree el mundo árabe. “Blow away” es un pequeño tributo a un antiguo ingeniero encargado de las luces de su “Tour Of Life”, que falleció poco antes de que el disco saliera al mercado. También existen referencias a “gente que casi murió, pero que sobrevivió, sin sentir miedo por dejar aquí sus cuerpos”, menciones a Vicious, Bolan y otros están presentes en la canción, que incluye unos coros angelicales por parte de la propia Kate. Nuevamente se trata de otra canción que nos envuelve en un halo de fantasía y ensueño. “All we ever look for” confiere cierto regusto medieval, principalmente por los sonidos de instrumentos de cuerda que conforman diversas partes de la canción y ese sonido parecido a un silbido que nos acompaña por casi todo el corte. Por una extraña asociación de ideas me da por pensar que hubiera sido un tema perfecto para algún pasaje de la película “Shrek”. “Egypt” es uno de los cortes más enigmáticos del disco. Los teclados y efectos aportados, crean una sugerente melodía misteriosa acorde con la civilización antigua a la que se rinde homenaje en la canción. Podrían establecerse ciertos paralelismos de efectos de sonidos psicodélicos con los Pink Floyd de su padrino musical David Gilmour. Letrísticamente es una oda de admiración por parte de Kate a Egipto, país del cual declara sentirse enamorada en la misma canción. Tras haber disfrutado de un instante tan experimental, se nos presenta la saltarina “The wedding list”, una canción que en parte nos puede recordar a “Hammer horror” del 2º disco de Kate. Algunos coros de la parte final me evocan que pudieran ser cantados por los personajillos que pululan por la portada del disco, es decir, esos trasgos y extrañas criaturas, más que la propia Kate con ese peculiar tono, que viene a imponerse a su registro principal y director de la parte vocal del tema. “Violin” ya se anticipó en su última gira como ya comenté antes. Se trata de una alocada canción, que divaga de forma paranoica sobre los violines y que se vale de unas chirriantes guitarras, aparte de, evidentemente, unas notas de violines. Impagable, digo una vez más, el fragmento del Hammersmith Odeon con una Kate histérica, escenificando esos gritos vocales, dando saltos cual Chiquito de la Calzada (hilarante). “Violin” es de los temás más recordados del disco por los seguidores de Kate, e incluye uno de los solos de guitarra más importantes del disco. Rock mezclado de ciertos elementos menos comunes, que conforman una notable canción. “The infant kiss” puede recordarnos en parte a “The man with the child in his eyes” de “The Kick Inside”, pero en sus notas tiene un leve toque más oscuro y misterioso, que le acerca a ese aroma tan personal que desprende el disco, no tan evidente como en las anteriores obras de la artista. “Night scented rock” es una instrumental de carácter coral, que supone un interludio al núcleo final conformado por 2 de los singles escogidos para promocionar el álbum. Una canción corta, relajante y de fuerte influjo celestial. No deja de ser una estructura particular que los singles flanqueen el disco en su inicio y en su fin. El asunto es que como penúltimo corte se nos sitúa la acústica “Army dreamers”; una canción antibélica compuesta por Kate: “¿Qué podría haber hecho? Debería haber sido una estrella de rock, pero no tenía dinero para una guitarra, ¿Qué podría haber hecho? Debería haber sido un político, pero nunca tuvo una educación adecuada… Qué desperdicio de ejército de soñadores”. El tema se valió de un clip con Kate vestida de militar, patrullando en mitad de un bosque acompañada de otros soldados figurantes. “Breathing” podría sintetizar en conjunto el sonido global de “Never For Ever”. Ese misterio, esa tristeza y melancolía de Kate en su interpretación, esas notas o sonidos lejanos como venidos de otro mundo y ese final tan desgarrador, indicador de tiempos futuros, demuestra el punto de partida respecto a los 2 primeros trabajos de mrs. Bush. El videoclip, que mostraba a Kate atrapada en una burbuja y que termina en mitad de un río vagando cual zoombie, está perfectamente acorde con el sonido de la canción.

“Never For Ever”, tomando como origen el sonido de piano tradicional paradigmático de “The Kick Inside” y “Lionheart”, evoluciona aportando nuevos matices, valiéndose de sutiles arreglos electrónicos y adentrándose en el misterio y lo fantasioso, dejando de un lado el corte clásico, solo visto en algunas de las composiciones. El disco supuso un nuevo repunte en cuanto al éxito comercial se refiere, tras el ligero retroceso que supuso “Lionheart”.

La portada, a la que he hecho vaga referencia anteriormente, incluye un dibujo de Kate como dando un grito con los brazos en jarra tras su nuca y frente a ella un cúmulo de animalitos, aves, criaturillas, enanos narigudos, duendes, trasgos etc. No deja de ser curiosa y simpática la portada, la verdad es que no.

Reitero la importancia de “Never For Ever” en el sentido que supuso la evolución de Kate, para dar una mayor amplitud a sus composiciones. El giro de Kate también se enfocó hacia un mayor malditismo y oscurantismo, que hemos podido apreciar en algunas partes de “Egypt” o en el final del disco con los últimos compases de “Breathing”.

Estos antecedentes darían paso, o más bien facilitarían el camino a la creación del futuro “The Dreaming” de 1982, disco maldito dentro de la discografía de Kate. Un descenso a los infiernos tanto en lo musical como en lo personal, ya que dicha obra no fue entendido en su momento de lanzamiento, con el consecuente descalabro comercial asociado, y ello llevaría a Kate a sumirse en una gran depresión. No obstante, Kate volvería a resurgir con más fuerza si cabe. En estos aspectos es donde se ven a los verdaderos artistas.

Ya habrá tiempo en un futuro de hablar de épocas posteriores o anteriores de Kate. Hoy es momento de escuchar el primer disco realmente variado de Kate, en lo que a su sonido se refiere, y quizás la primera obra realmente madura de la artista tras sus entrañables y aplicados comienzos, tan dignos de conservatorio.

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