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miércoles, 9 de noviembre de 2016

Concierto Dorian. Madrid (05-11-2016)

El sector llamado independiente de la música española mueve montañas. Es algo que hemos podido comprobar en este 2016 que afronta su tramo final con 4 muestras que, tanto en conjunto como por separado, dicen bastante: Izal en el Teatro Circo Price, Second en La Riviera, Love Of Lesbian también en La Riviera y lo que ahora nos atañe, que es Dorian también en la sala de las palmeras en mitad del recinto. El quinteto más 1 (Marcos Deker a la guitarra) de Barcelona se presentaban en Madrid con las entradas agotadas desde mucho tiempo atrás para ofrecer 2 shows en La Riviera con los que arrancar el tramo final de su celebérrima gira del disco “10 Años Y Un Día”, con el que el grupo ha celebrado su década de actividad y gracias al cual ha terminado por dar el salto a la primera línea para empatar con las bandas más exitosas del sector.
El fin de semana pintaba turbio, frío y lluvioso, pero por fortuna para llegar a eso de las 20.15h a la sala, hubo un receso en el mal tiempo y llegamos secos a las inmediaciones de Madrid Río. Estuvimos dudando entre si situarnos en la zona VIP, donde teníamos acceso como prensa, o estar abajo. Finalmente nos decantamos por estar en el foso y conseguimos una situación más o menos buena (fila 9 o 10 algo ladeados hacia la derecha mirando al escenario, justo enfrente de Bart Sanz, el bajista de Dorian).
Como medio acreditado, sabíamos que hasta las 21.30h no arrancaría el show, pero finalmente no hubo que esperar tanto. Las luces se apagaban a eso de las 21.15h pasadas y se presentaban en escena el grupo capitaneado por Marc Gili o Marc Dorian, como ustedes prefieran llamarle. El grupo se quitó presiones desde el inicio, demostrando autoridad. Me vino a la mente un show al que no acudí en su día, pero del que me llegaron ecos, el concierto de OMD en el Summercase 2007 en Boadilla del Monte, cuando McCluskey y cia. arrancaron con “Enola Gay”. Y se preguntarán ustedes por qué. Pues porque Dorian decidieron empezar con un trallazo tal de su discografía como es “Los amigos que perdí”. De esta forma, se nos quitaba un miedo (muy improbable por otro lado), que supusiera que no la tocasen, ya que es quizás nuestro tema favorito de Dorian.
Por si la gente ya de por sí no recibe la primera canción de un track list con tremenda y desbordada emoción, imagínense cómo se puso La Riviera con este inicio de actuación. Dorian ya habían logrado ganarse al público, por si eso fuera necesario, ya que el público que abarrotaba el local se notaba que era devoto de Dorian y se hacía palpable al ver como coreaban casi todas las canciones a grito pelado. Por cierto, hay que apuntar que, aunque el papel estaba todo vendido, se agradece la revisión de aforos de los locales que permite estar más o menos cómodo y con relativo espacio; tuvo que pasar la desgracia del Madrid Arena de hace 4 años para que se pusiera remedio y evitemos dramas como ese o situaciones de asfixia humana como el 1º de los conciertos que The Cure ofrecieron en la misma Riviera en el año 2000, donde no cabía un alfiler (aquel día no me pude ni quitar el abrigo). Bueno, aquí les insertamos el video que grabamos de “Los amigos que perdí”, canción en cuya letra hay cabida para gente sin media y ratos para confundir molinos con gigantes.

Pero el arranque de arreón no se quedó en una sola canción. Ni mucho menos. El terceto de apertura fue de aúpa, ya que tras “Los amigos que perdí” llegó “Verte amanecer”, que no desfalleció el ánimo y acto seguido se encadenó el homenaje a la banda argentina Soda Stereo, una de las canciones más bonitas y emotivas de Dorian en general.
Marc cogió aire y dio la bienvenida a todas... Y a todos (pausa efectista). Había que afrontar un sector con un perfil más bajo, con temas como “Más problemas” y otros como “El temblor”, notable composición y single dentro de la obra de Dorian por la apertura de miras sonoras que supuso en su momento. Aquí abajo, exprimiendo el zoom desde nuestra posición, un primer plano de Belly a sus teclados.
Momento álgido del concierto vino de la mano de “Corta el aire” del disco de 2006 “El Futuro No Es De Nadie”, en el que Marc motivó quizás el coro más estruendoso que se marcó la audiencia de La Riviera, con el estribillo que dice “de la vida que soñamos aún nos queda lo mejor”. Sí Marc, Madrid estaba ahí, quedó más que patente. Del mismo disco, “Tan lejos de ti” supuso uno de los pasajes más bonitos y sentidos del show casi cuando se mediaba el desarrollo. Se fueron intercalando bien los trallazos y otro que aparecería no a mucho tardar fue “Paraísos artificiales”, que claramente se sitúa en el top 5 de los momentos de mayor histeria colectiva del concierto que les estamos narrando. Pudimos grabar un pequeño “excerpt” el cual les insertamos a continuación. De por sí los audios de nuestros videos son atronadores, pero en esta ocasión si cabe lo es más por el ambientazo que se respiraba en esos momentos en La Riviera con uno de los celebrados singles del disco “La Ciudad Subterránea”.

Antes de los bien nutridos bises, Dorian ofrecieron otro de los momentos destacados y álgidos de la noche. Y es que “Cualquier otra parte” es un clásico dentro de Dorian y que con “10 Años Y Un Día” ha vivido una fabulosa 2ª juventud, gracias entre otras cosas a ese acertado videoclip que protagonizan María Valverde y el genial Daniel Brühl. La gente perdió el control con “(A) cualquier otra parte”. Media sala, consecuencia del sing-a-long de turno, estaría el domingo siguiente completamente afónico, ya que había ratos en los que a Marc casi ni se le escuchaba (y no estamos ante un caso de que el sonido del que disfrutaran los Dorian fuera malo o le faltara potencia; no se trataba de eso).
Se hizo una pausa (la gente pedía “otra, otra”… ¿Acaso había dudas?) y de repente se empiezan a escuchar notas y jaleo a nuestras espaldas. Ya había visto, antes del show, desde la altura de la zona VIP, que en el terreno de la mesa de sonido, antes de la barra de mitad de sala, había un mini set colocado. Y el quinteto oficial de Dorian se marcharon allí (como hicieron Spandau Ballet en 2015 en el Palacio de los Deportes) para ofrecer un mini set acústico que hizo las delicias de la sala y permitió a los que estaban situados más atrás ver bien de cerca al grupo (eso siempre es de agradecer; de hecho, de esa forma se evitaría la mucha cara de algunos, que siempre los hay y no faltaron en esta ocasión, que llegan tarde y se van colando sin respeto alguno hasta las primeras filas). En este capítulo recogido e íntimo del show, Dorian empezaron con “Simulacro de emergencia”, luego viajaron a su 1er. disco “10.000 Metrópolis” para proseguir con “Te echamos de menos”. Arriba y debajo de este párrafo, un par de fotos del sector acústico a nuestra retaguardia.
El bis no podía acaban allí. Por eso Bart y Víctor dejaron a Lisandro, Belly y Marc en el set y cuando acabó el último capítulo acústico que supuso “Te echamos de menos”, comenzaron a trabajar desde el escenario principal en las bases del siguiente tema, que terminaría siendo “Armas para volar”, con unos riffs de guitarra que instrumentalmente brillaron bastante. Contrastó mucho el tono agrio que en sus primeros compases ofrece y mostró la siguiente pieza del track list “Tristeza”. Luego vendría “La mañana herida”, que si bien se disfrutó, quedaría empequeñecida por la que le tomaría el relevo, que es compañera de disco y de trilogía de videoclips.
Se puso el cierre de la actuación por todo lo alto. Estaba clarísimo. Faltaba la efectiva y certera “La tormenta de arena”, que quizás supuso el gran momento (por encima de otros tantos destacables que hemos ido comentando) del show. Y es que no es lo habitual que el último tema del concierto, sea el mejor pasaje de un espectáculo, pero creo que tras mucho tiempo, tuve esa sensación. Y que un grupo logre eso es algo relevante, ya que la gente se marcha encantada y en una nube, como nos pasó a nosotros que salimos de la sala encantados de lo que habíamos vivido con Dorian. Además, veíamos que el cielo estaba despejado y la noche, a pesar de ser algo fresca, era calmada. Nos marchamos a una franquicia de mini bocadillos que hay camino del metro de Puerta del Ángel para celebrar la vivencia de Dorian en directo y para ir asimilando lo vivido. Arriba del párrafo vemos a Marc encima de los bafles cuando comenzó a cantar el estribillo prácticamente a capella (únicamente sobre una base de teclados) de “La tormenta de arena” a modo de intro de toda la canción y aquí abajo queda insertado el video que grabamos del resto de la canción.

Mientras cenábamos a la otra margen del Manzanares, nos pusimos a comentar sobre el comportamiento de cada uno de los miembros de Dorian en escena. Estuvimos de acuerdo en el buen frontman y cantante que es Marc. No es que Marc tenga una voz excesivamente personal o un timbre reconocible como puede suceder con otros ejemplos del indie, como es el caso de Santi de Love Of Lesbian o Pucho de Vetusta Morla, pero sí que destaca como un vocalista muy correcto, que sabe muy bien hasta dónde puede llegar y al que se le entiende perfectamente bien todo lo que canta (y eso en una banda donde las letras tienen su importancia como es el caso de Dorian, es básico). Su proceder en escena mezcla el misterio, la seriedad y cierta timidez (me da la impresión), redundando todo ello en un carisma evidente. Se dirige lo justo a la audiencia, no es amigo de meter largos discursos. No obstante, es vital y animoso, ya que hasta en 3 o 4 ocasiones se bajó del escenario y se subió a la valla de seguridad para mimetizarse en parte el público de las 3 primeras filas. Vistió de riguroso negro (mantuvo la gabardina de cuero durante casi la mitad de las 2 horas de actuación), salvo por sus zapatos de hebilla de intenso rojo.
Enfrente, ya hemos comentado, tuvimos a Bart Sanz, al cual verán arriba en turbia y oscura imagen. Bajista solvente y con un look apropiado para ese instrumento, ya que siempre me ha recordado algo en su aspecto al gigante Simon Gallup de The Cure. Tras él Víctor López en la batería, correcto, y del que hizo gracia la presentación que hizo Marc de él, comentando que fue el que arruinó la adolescencia de sus hermanos tocando en la habitación de al lado.
Belly Hernández (arriba de perfil en mitad del set acústico de los bises) es claramente un peso pesado (no por su fisionomía, no se confundan) dentro de Dorian. Desde sus teclados ofrece su apoyo inestimable a las melodías de las pistas de Dorian y lo que quizás menos funcionó en las mezclas y sonido del concierto (que por lo general fue muy bueno) fue que se la escuchó poco en los coros (habría que haber subido algo más su canal en la mesa, estimamos). Siendo la primera vez que veíamos a Dorian en vivo, nos sorprendió su sonriente semblante, ya que teníamos marcada muy a fuego la imagen de una Belly muy muy seria en el videoclip de “Los amigos que perdí” y sin embargo estuvo durante todo el concierto con una sonrisa en la cara; creemos que de los componentes de Dorian fue la que más disfrutó de la ocasión o la que al menos lo exteriorizó de una forma más evidente.
No nos podemos olvidar de Lisandro Montes. Teclista, guitarrista, programador de Dorian y también apoyo en coros. Estuvo en lo alto, en una tarima tras Belly Hernández, que estaba con su teclado al borde del escenario, salvo en puntual ocasión en la que se cambió la posición con Belly y otras en las que por ejemplo se vino a nuestra vertical, como muestra la siguiente imagen en la que está en composición junto a Víctor y Bart. Igualmente, siempre resulta destacable y visual la utilización de un keytar rojo por parte de Lisandro.
Dorian ofrecieron el sábado en Madrid un 2º concierto de muy alta nota, de calificación sobresaliente. Más de 2 horas de actuación, un juego de luces y focos que les resultó muy bien (por mucho que nos evitara conseguir unas fotos decentes para este post), mucho confeti (desde el mismo inicio con “Los amigos que perdí), que terminó con La Riviera enmoquetada del mismo y unos divertidos globos enormes blancos y negros que surgieron en el final instrumental desaforado de “La tormenta de arena”, con los que el público se divirtió muchísimo dándoles manotazos que incluso los devolvían al mismo escenario; los globos se mantuvieron hasta el último instante, y si no, vean la siguiente foto con el grupo despidiéndose y uno de los mismos taponando en parte el encuadre.
A Dorian le queda un mes intenso por delante de actuaciones para sellar una etapa, gloriosa etapa, de su historia. Entre las fechas restantes destacan los 2 “sold out” que ofrecerán en casa en la sala Apolo el 18 y 20 de noviembre. Tras ello quedará esperar hasta el siguiente disco de estudio de Dorian, el cual será recibido con expectación alta. Está muy claro que Dorian es una de las bandas que más han crecido en los 2 últimos años junto a los Izal y con estos shows ofrecidos el pasado viernes y el que les hemos narrado del sábado, se pone de manifiesto. Y lo importante es que el grupo responde a las expectativas, ya que el concierto fue de un grado alto de satisfacción: todo sonó bien, repertorio muy bien elegido/compensado, buena actitud y sobre todo sentimiento en la ejecución, cosa que ya de por sí suelen transmitir muchas de sus composiciones. Dorian están bien encaminados.

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